viernes, 5 de mayo de 2017

Le dije Sí a Dios.

"Te doy gracias, Señor porque me has escogido portentosamente. (Sl 138) Cuando el Señor llama a alguien para una vocación particular, El mismo se compromete a indicarle el camino."

Me llamo Elsa nací en Angola el 10 de enero de 1991. Mi familia es originaria de Angola. Soy la cuarta de seis hijos y crecí en Luanda. Vengo de una familia  cristiana practicante, mi deseo  de ser hermana ya estaba, incluso cuando era más  pequeña. Concretamente  mi vocación empezó en una tarde en  catequesis cuando vi a una hermana que pasaba acompañada de dos jóvenes, ¿y me pregunte a dónde van? Tenía una curiosidad, en este momento se me despertó algo estaba intranquila, y paso el tiempo. Llegó un momento que  intenté olvidarme del tema, porque mi padre no aceptaba mi idea de ser hermana. Quería ser  porque me interesaba el estilo de vida de ellas, Después el deseo se hizo más fuerte porque quería compartir mi vida sirviendo a los pobres. Solo quería irme con ellas y vivir con la  gente de las aldeas y pueblos, porque me llamaba la tención la forma como vivían estas personas. ¡Tienes una buena idea! Decía la hermana con quien yo compartía mis inquietudes, al final me invitó al grupo de JMV del que ella era la responsable y allí tuve una experiencia espiritual profunda de compartir la palabra con el grupo, que hablaba del seguimiento a Cristo,  y eso cambió radicalmente mi vida, sentí que Dios me pedía algo. ¡Pero que! Sentí que Dios me amaba y me quería muchísimo. Dios quería que fuera toda soya. Si en ese momento me hubieras preguntado si quería ser HIJA DE LA CARIDAD, YO hubiera contestado que SI '¡porque estaba tan  atraída e inundada del amor de Dios que me enamoré de EL!',

Después de esta experiencia, otra vez sentí algo especial que me bombardeaba, notaba que las amistades ya no llenaban mi vida parecía que las cosas del mundo, ya no tenían sentido para mí, quería algo más. Me sentía tan atraída por la iglesia que no faltaba a ningún encuentro, que la parroquia convocaba. Pero tomar la decisión me costaba, porque tenía miedo, sabía que algo cambiaria en mí, y eso suponía un discernimiento de mi familia, amigos, costumbres y otras cosas más. Pero al mismo tiempo podría tener la oportunidad de estar con el Señor tenerle como mi Centro, en quien Yo pongo toda mi confianza y que se que nunca me va abandonar, y así con su fuerza puedo yo dar noticia de El al mundo que me esperaba. Por fin libremente acepte su propuesta de amor que El me hacía y con la confianza plena en El di mi SI  abandonándome en sus manos.

Comencé el aspirantado en 2 de Febrero de 2008 todo fue muy bonito y gozoso, Empecé el postulantado el 25 de Mayo de 2013  en Angola, como un tiempo de afianzamiento en la llamada que Dios me ha hecho y después el seminario (noviciado) el 27 de Septiembre de 2014, en España. Ahora estoy como educadora de las niñas  en  la Residencia Nª Tránsito, es una experiencia grande y gratificante, porque de una manera nos ayuda en la conversión, a pesar que solo somos un mero instrumento de Dios. Estamos en sus manos y con nuestras limitaciones Él se sirve de nosotras para que seamos vehículo de ternura y misericordia para los que más sufren. ¿Por qué digo qué  lámpara es tu camino para mis pasos? Porque Él siempre está a mi lado y va conmigo, y ser hermana era el gran  objetivo que motivaba” mi ser y hacer”. Y en esta búsqueda lucho por conocer y entrar en el querer de Dios hacia mi persona, el camino a recorrer hasta la emisión de votos, es para mí un ir descubriendo el paso de Dios en todo lo que acontece en mi vida. Ser hermana es elegir una forma de vida en la que me ofrezco totalmente al amor de Dios y crezco en amar a Dios compartiendo mi vida con los demás. Buscando una perfección en un estilo de vida más profundo, más exigente, y disponible al querer de Dios... Dios va a mi lado y me siento segura.

La fidelidad es el día a día superado en comunión con las Hermanas en la Comunidad, los pobres a quienes sirvo, cuando acojo bien a los demás, mi corazón se siente en paz y tranquila, porque siento que cuando he dado un paso positivo ha sido el propio Dios quien ha recibido esos pequeños detalles de amor cariño y cercanía. Cada minuto es un momento para seguir intentando vivir en fidelidad al amor de Dios. El amor de Dios es nuevo cada mañana. Mi entrega al Señor  se renueva cada día que amanece. Por tanto, cada día digo: ‘El Señor es mi pastor nada me faltará y al final me pongo en sus manos como una criatura frágil y pequeña’.

Hoy doy gracias al Señor llena de alegría por su amor fiel en mi vida y por su llamada. Doy gracias por el amor y la fidelidad de quienes me han acompañado: mi familia, amigos, Hermanas, y las que me han apoyado y me ayudan a crecer. Que Dios las bendiga para que puedan vivir también en amor y fidelidad a Dios. Pongo mis deseos e inquietudes en Manos de Nuestra Madre María modelo de entrega a Dios, que sea mi compañera del camino.

                                                                                                             S. Elsa Mendonça HC