lunes, 17 de abril de 2017

Los misioneros nos acercan a Jesús resucitado


Jose Luis Domínguez González, misionero zamorano de 44 años, pertenece a la Congregación de los Sacerdotes del Sagrado Corazón de Jesús (Dehoninos), nos ofrece su testimonio de las huellas que está dejando Jesucristo Resucitado en la Misión.


"Desde el año 2001 he estado en Ecuador. Llevo 16 años trabajando en esta pequeña parte del mundo, la primera en ser consagrada al Sagrado Corazón de Jesús. Decidí abandonar mi país y mi familia para ser misionero después de un proceso de discernimiento que hice con mis hermanos de la Congregación que me acompañaban en la formación. Descubrí poco a poco que no era una emoción sino un llamado del Señor. El Señor me había dado un corazón misionero. 
Actualmente estoy encargo de trabajos de gestión de mi Congregación en la misión de Ecuador, acompaño la formación de los candidatos y la pastoral vocacional, y también trabajo con matrimonios en situaciones de conflicto.

Durante todo este tiempo la entrega a los demás me ha aportado mucho, más entrega, tomar conciencia de cuidarme para poder servir muchos años al Señor y a los pobres; mi corazón se ha ido dilatando cada vez a más gente; me ha ayudado a ver la realidad no sólo desde mí mismo sino desde el punto de vista de la gente de Ecuador; me ha aportado humildad y paciencia; saber esperar y admirar; me ha aportado la necesidad de orar más, pues la entrega de mi vida la hago en Dios.

De los pobres he aprendido a creer, esperar y amar a Dios. Me han enseñado a dejarme amar. Me han enseñado que la semilla del Evangelio ya estaba en ellos. Me han enseñado a mirar a la tierra como una madre que necesita ser cuidada para que nos cuide; me han enseñado a no hacer distinción de personas y a no fijarme en las apariencias; me han enseñado que ellos son los que tienen la solución a los problemas, porque son ellos los que sufren los grandes problemas; me han enseñado a depender de Dios; me han enseñado a valorar mucho más mi ministerio sacerdotal; me han enseñado a darme tiempo, a darles tiempo, a “perder el tiempo” para disfrutar el tiempo con las personas; me han enseñado a saber pedir limosna y a compartirla; me han enseñado a llevar la vida a la oración y a no excluir a nadie…  

Veo la presencia de Jesucristo resucitado en la Iglesia en el momento actual en: 
las orientaciones que la misma Iglesia nos va dando a través de nuestros pastores: Iglesia en salida, samaritana, misericordiosa, pobre,…
en las iniciativas en defensa de la vida que está teniendo la Vida Consagrada
en las nuevas generaciones de Vida Consagrada
en tantos mártires que siguen habiendo en muchos países
en tantas parroquias que se van organizando cada vez mejor para vivir su fe, esperanza y caridad
en tantas vocaciones que van surgiendo en el mundo para la vida sacerdotal, religiosa, laical y misionera
en el voluntariado
en los jóvenes
en los ancianos
en tantas muestras de cariño y solidaridad de miles de personas que oran por nosotros y colaboran económicamente para que el Evangelio siga siendo luz para los pueblos, esperanza de vida para nuestras gentes.
en las personas que sirven…
en la misma naturaleza-tierra que renace cada día y es cuidada providentemente por Dios"

Jose Luis Dominguez