miércoles, 19 de octubre de 2016

Ser misionero es una opción de vida

Juan Febrero, misionero en Lima, Perú y natural de Zamora, Lleva en la misión más de 43 años, ser misionero es mi opción de vida.

Esté año el lema del Domund, representa fielmente mi trayectoria como misionero. Salí de mi tierra cuando aun estaba en el seminario de teología de Burgos y fui ordenado sacerdote en Perú en el año 1973, donde ya me quedé para siempre.

Ser misionero es una opción de vida, una respuesta a la llamada del Señor, igual que hizo con Jeremías o con el joven del Evangelio.

El Señor te llama y te indica un camino que en muchas ocasiones da miedo, pero su acompañamiento continuo te da fuerzas para continuar cada día. Mi vida como misionero comenzó en una época en la que la Iglesia estaba comprometida con los pobres, hacer un mundo más humano, más justo. En América se empezaron a crear los movimientos de liberación. Había una situación de pobreza del tercer mundo... Todas estas situaciones eran propicias para muchos jóvenes se plantearan un cambio en su vida y comenzaran la vida de misionero.



A lo largo de todo este tiempo por la misión han venido muchos jóvenes en el verano misionero, su vocación es la de voluntariado, vivir una aventura durante unos meses y después se van. Siguen comprometidos con la misión en la que han colaborado pero desde sus lugares de origen. Muy pocos lo dejan todo. 

Ser misionero es una entrega sin reservas, estar dispuesto a "quemar tu vida por Dios" como dijo el Papa Francisco. Es necesario fiarse de la fortaleza del Espíritu Santo. No todo depende de la voluntad de uno. Una misión es una opción de vida. Las dificultades las habrá siempre, es un cambio de cultura, un cambio de idioma, cambio de ver la vida... Sin embargo todas estas dificultades se sobrepasan sin problema cuando ves con el cariño que te tratan y te consideran uno más.

Juan Febrero